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a lluvia vuelve a visitarnos
este mes de septiembre.
Ver a través de una farola las gotas caer.
Árbol que se alegra de su baño.
Y cada escondite de esta ciudad vestida de agua.
El tacto de una manta. El sentir acurrucadas a tus mascotas.
El pasear con botas.
Abrigo no dejando nada al descubierto,
ocultando tu cuerpo en secreto.
Pasando, quizá, desapercibido.
Lluvia permanente que refresca.
Calor agradable que desprende mi caldero.
Libro en mis manos, lectura y café.
Salidas por las calles almerienses. Eso sí,
Ella y yo vestidas de agua.
Estefanía Martín Sebaquevas